Sonidos

Sentí mis pies húmedos por el rocío del césped; caminé por el valle de palmas, mi mente se llenó de luz como el sol que penetraba en mi piel y sentí el viento en mis manos como si Dios me estuviera tocando.

Cerré mis ojos y comencé a escuchar los sonidos de las aves, el viento abrazando los árboles, y los insectos volando. Todo esto formó una música que llegaba a mi alma y esa música provocó que pensamientos viajaran al pasado y al presente, y me di cuenta de lo bendecido que soy por vivir lo que viví, por pasar por lo que he pasado, por saber lo que sabía y sentir lo que sentía.

Los sonidos de la naturaleza hicieron que recordara que todas mis experiencias me han hecho como un diamante: fuerte e inquebrantable, pero liviano y transparente. Aprendí el verdadero significado de la vida y la felicidad: Nosotros, los seres humanos, estamos aquí para aprender a amar, dejar una huella, ser felices y sentir la música.